Aquí estoy de vuelta, sobreviviendo, no me he muerto, nadie se muere de amor eso siempre lo supe, pero igual el proceso es duro y es mas duro cuando uno ama con toda, ahora tengo demasiado tiempo para mi, y lo peor es que esta vez estoy aquí en mi querida Bogotá, y la verdad nunca mi ciudad había sido tan grande.
De Bucaramanga extraño:
El "Bar de Moe", mi refugio, lugar de las mejores bebetas de mi vida, es mas, el lugar donde aprendí a beber, me hace falta llegar y que siempre haya una silla para mi así sea detrás de la barra, extraño la cerveza gratis los domingos por ayudar a abrir el bar, extraño la música, extraño que siempre coloquen la música que me gusta cuando yo lo pido, extraño a los desconocidos de siempre en las mismas sillas y que llegaron de cierta forma a ser "conocidos", ver los partidos de futbol sin audio, pero con Metallica de fondo.
Salir en mi bici a trocha los fines de semana enguayabado, subir a Ruitoque y tomar a mitad de camino dos vasos de buen guarapo de piña y para rematar uno de chicha de corozo, o subir a la Judia y que se me arrugue lanzarme de la piedra de la cascada, y escuchar al "Juli" decirme que me bote, y al fin hacerlo y sentirme vivo, mas vivo que nunca.
Recorrer la ciudad a pie en solo media hora. (¿irónico no?, pero es que en este preciso instante Bogotá es demasiado grande).
Extraño ir a rumbear en Zion, previa calentada de motores en "Moe", llegar a las 10:30, y así haya fila entrar por ser socio, extraño que el cover allá me alcanzaba para dos Heineken que me duraban toda la noche, extraño a Martica, la administradora me hace falta ser el único en poder bailar con esta belleza pelirroja y que el resto del club se muerda de envidia, extraño hablar con los meseros cuando no había nada pa´ levantar, extraño que Hammurabi el dueño del aviso sacara una botella de Tequila e invitara al "Juli" y a mi a beber, cuando la rumba no estaba tan buena.
Extraño las bebetas en San Alonso con el resto del combo hasta la madrugada y en diciembre terminar la bebeta tan pronto se acabara la novena de las 5 de la mañana esperando en frente de la Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, a la familia del flaco para que nos invitara a un tamalito, o sino tomar caldo de costilla en la "oficina", o en su defecto tener que recurrir a la hamburguesa de "Chunga", y solamente en casos especiales recurrir al "Tony" o al "Viejo Chiflas", por lo caros.
Extraño que las niñas, muestren mucha piel, y lo mejor bronceadita, pero me sigo quedando con los rostros de las niñas rolas y con su delantera y picardia, y que no viven tan prevenidas como las de allá.
Ahora que leo y releo lo que he escrito me doy cuenta que me hace falta encontrar mi espacio en mi querida Bogotá, encontrar un "Bar de Moe" donde beber, encontrar un "Zion" donde rumbear, encontrar una "Oficina" donde desenguayabar, encontrar una ruta de trocha para montar bici, encontrar gente para compartir esas cosas que quiero, en resumen: encontrar una vida, una vida sin ella, una vida sin ti, porque contigo nunca extrañe esas cosas, te convertiste en mi vida, CARAJO te convertiste en MI TODO, y ahora que no estas obviamente no tengo mucho, es por eso que no vuelvo a entregar todo.
Oh, y ahora, ¿quien podrá ayudarme?