lunes, septiembre 24, 2007

MAGDALENA

Y yo que pensé que mi mamá me había hecho llorar mucho.

JUEPUTA!.

Me duele y me duele mucho, demasiado, es insoportable, parezco una magdalena no soy capaz de contener las lagrimas, ya no soy la rata de antes, ya no puedo bloquear mis sentimientos, ahora tengo conciencia y me martiriza.

¿Que pasa cuando construyes con alguien, por alguien y para alguien, y ves que así eres mejor persona y te sientes bien contigo mismo y con el universo que alguna vez juraste combatir hasta la muerte, y esa persona se va y te deja en obra gris y con los materiales ya adquiridos?


Debería ser la rata de antes, deseo que me pasen las mujeres sin dejar marca, deseo pasar por ellas sin que me importe, pero ya es tarde, ya no quiero, ya no soy mas ese, no quiero hacer mas daño (si fue que alguna vez lo hice) porque ya no quiero que me hagan daño, quiero que se muera Hyde, quiero borrar mi lado oscuro, esta vez no quiero venganza, esta vez no quiero revancha, no quiero volver allá, porque es feo (se goza una putería, pero es muy vacío), porque no, PORQUE LA AMO, PORQUE TE AMO, porque este sí soy yo y me ayudaste a volver.

Y porque a la larga no me importa lo que se piense de mi si publico estos videos:


2 comentarios:

Ángela Perversa dijo...

No puedo decirte una sola palabra mía (sólo que tal vez es mejor así, sin volver a esa oscuridad), estoy en la otra orilla, creo... pero puedo dejarte un regalo:
ANIF

Recuerdo: gaviotas deslizándose sobre un oscuro cielo
de melancolía masculina.
Sosegado habitas tú a la sombra del fresno otoñal,
y absorto en las formas de la colina
desciendes por el verde río cuando reina la tarde,
melodioso amor:
apaciblemente te busca el oscuro venado,

y un hombre rosado. Ebria de viento azul
roza la frente el follaje agonizante
mientras recuerdas el rostro adusto de la madre;
Oh, cómo se hunde todo en lo oscuro;

las lúgubres habitaciones y los viejos utensilios
de los ancestros conmueven el pecho del extranjero,
Oh, signos y estrellas.

Grande es la culpa del que ha nacido.
Ay, dorados escalofríos de la muerte,
cuando el alma sueña flores más frescas.

Siempre grita en las ramas desnudas el ave nocturna.
Al paso de la luna
suena un viento helado en los muros de la aldea.

Georg Trakl

Ángela Perversa dijo...
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