TERCER PISO
Y ahora la cosa ya no es que se sume un año más a mi vida, no señor, la cosa es que esto ya se puede contar en décadas.
La ciudad, mi ciudad, me regala un amanecer azul, de esos que no se veían hace mucho, y les juro que se esmeró, porque después de semejante aguacero de anoche, esto está espectacular.
Despierto con mi amada en brazos y Misi (la gata) en la mitad, con un leve dolor de cabeza, algo aturdido, un poco confundido, pero a la larga bien.
Un beso, un te amo de mi amada y la nariz fría de Misi, son mis primeros regalos y soy feliz.
Subo a mi moto y me deslizo en la pesadilla del tráfico mañanero como pez en el agua, y me cierran y esquivo, pero sin preocupación, sin mal genio, por lo menos hoy no.
Recibo una llamada de mis padres, bendiciones, felicitaciones, buenos deseos y que me extrañan.
Llaman buenas amigas, buenos amigos, mensajes en messenger, mensajes en facebook, que otra cosa se puede pedir.
Lamento haber perdido mi teléfono celular, perdí muchos números, pero a la larga no importa, yo identifico por la voz.
Y me regalan una colonia, por el simple hecho de ser hoy me encanta, así no sea mi favorita, por hoy lo será.
Ahora tengo 30 y soy feliz, y quiero serlo, porque lo que viene es bravo, porque quiero que cuando esté en el frente de batalla, surjan estos recuerdos bonitos y me hagan desear luchar hasta el fin.
A todos gracias, aunque sé que la mayoría de los que me feliciten hoy, no saben de la existencia de este rincón de mi personalidad, pero para los que sí, ¡GRACIAS!.